Nov 7, 2006

El valor del “know how” en América Latina

Desde niño, aprendí que si un quería algo en la vida, había que conseguirlo con mucho esfuerzo. Esto implicaba arduos años estudiando pregratos, postgrados, maestrías, etcétera, y sólo así, habría una aproximación válida para obtener un estilo de vida que justificase tantos años de esfuerzo.

La verdad es que dicha afirmación tiene un valor irrefutable en los países desarrollados en donde la gente suele alcanzar sus metas con mucho esfuerzo, pero al fin y al cabo ¡alcanzan sus metas!.

Ahora bien, llevemos la misma experiencia a América Latina, y especialmente a Colombia, en donde el conocimiento no es el que nos aproxima al poder, ya que no es valorado como tal pues nuestros valores han sufrido grandes transformaciones para darle prelación al dinero (venga de donde venga) que es el que al fin y al cabo rige las más altas élites del país, y desde ahí el destino de cada uno de nuestros conciudadanos.

Y en verdad me preocupa el valor que le estamos dando al conocimiento o “know how” como prefieren llamarlo los gurús de nuestra época, pues no hay un valor real sobre lo que se le pueda aportar a una organización e incluso a un país.

Mientras que muchas compañías europeas han incluido ese valor intelectual dentro de su patrimonio, a las empresas latinoamericanas y en especial a las colombianas les cuesta demasiado asignarle el valor real que ello significa, de ahí que nuestras previsiones a futuro sean tan poco acertadas y que nuestro desarrollo sea paquidérmico, hasta el punto de alejarnos cada día más de una verdadera evolución que nos proyecte hacia nuevas perspectivas.

Ojalá que en los próximos años esta idea cambie radicalmente, y preferiblemente que esto ocurra más temprano que tarde. De lo contrario seguiremos lamentánonos por el alto número de cerebros fugados, simplemente porque nunca fueron valorados en un país que lo tiene todo, pero no sabe cómo aprovecharlo.

Alex The Kid

Oct 31, 2006

The Colombian Melting Pot

Si bien Bogotá no es precisamente una de las ciudades más multiculturales del mundo, hay que reconocer que su avance ha sido impresionante durante los últimos diez años.

Cuando me mudé a vivir en Bogotá en Febrero de 1992, la ciudad era una urbe impersonal y totalmente agresiva. Con el paso del tiempo y con un gran esfuerzo por parte de las últimas administraciones se ha conseguido un alto grado de modernización que su bien dista de las granes capitales del mundo, han llevado a la capital colombiana a convertirse en un modelo de desarrollo para Latinoamérica.

Hacia la construcción de Intangibles.

Si bien la infraestructura urbana han mejorado considerablemente, es importante acotar que el cambio en la cultura ciudadana ha sido fundamental para hacer de esta una ciudad más agradable, que dista de la selva de cemento que solía ser hasta mediados de la década de 1990.

Desde la llegada de Jaime Castro y luego con las administraciones de Antanas Mockus y Enrique Peñalosa, se han conseguido avances importantes que han penetrado las mentes de cada uno de los habitantes de la capital Colombiana quienes se han convertido en ciudadanos críticos que participan constantemente en el desarrollo de las políticas que regirán el destino de su ciudad.

Hacia un nuevo modelo “Sin Indiferencia”

Con la llegada al poder de Luis Eduardo Garzón, se ha llegado a una etapa muy interesante para el desarrollo de Bogotá. El trabajo permanente con las comunidades más vulnerables y grupos minoritarios hemos entrado en un nuevo modelo que rescata el valor de las personas sin importar su condición, al tiempo que genera aceptación de estos grupos minoritarios entre los demás ciudadanos. Esto es sin duda, un avance sin precedentes.

Si bien hay muchos aspectos por mejorar, como la solución definitiva del transporte masivo, pues Transmilenio no cumple con las mínimas expectativas, la formulación de políticas claras para mejorar las condiciones de vida de los conciudadanos y el incremento en la seguridad, hay que anotar que durante la última década Bogotá se ha convertido en uno de los mejores escenarios que ofrece Colombia para vivir.

Oct 26, 2006

De la HJCK a 40 Principales

Mientras escucho a Mozart y los grandes clásicos de la música que transmite la HJCK, una emisora colombiana que desde 1950 ha divulgado la cultura entre la “inmensa minoría”, me cuestiono si su desaparición del dial se justifica, pues pese a que la intrnet crece en cobertura, no logra las mismas audiencias que la ya tradicional frecuencia radial: 89.9 Bogotá.

La radio ha adquirido otras dimensiones en las que predominan el aspecto comercial y la competencia monopolística que tiene a RCN y Caracol en una disputa permanente para ver quién logra el mayor número de frecuencias en la capital colombiana.

Primero desapareció 88.9, pionera de la radio juvenil en FM en el país. En su momento, no fueron capaces de reinventarse lo suficiente, así que desaparecieron. Por supuesto, también influyó el afán de RCN Radio por adquirir frecuencias, y su buena oferta económica a los dueños de 88 para que ellos cedieran la máxima joya de su corona.

Casi simultáneamente ocurrió el sacrilegio máximo: desapareció la HJCK tal como la conocíamos, para darle paso a 40 Principales cuyos programadores, “en un gran despliegue de creatividad” se limitan a programar cuarenta temas una y otra vez.

Si bien las HJCK se puede escuchar a través de la Internet (lo mismo ocurre con 88.9), se ha perdido la verdadera esencia con la que estas radios fueron pensadas y creadas. Otrora, cuando aún estaban en el aire era posible llevar como compañía permanente a los grandes clásicos de la música, y aunque personalmente tengo la posibilidad de disfrutar de su programación en casa o en mi lugar de trabajo, es imposible sintonizarla en un radi convencional para escucharla en medio de los inmensos trancotes que se forman en la ciudad.

En fin, mientras en países como el nuestro no exista una verdadera infraestructura de comunicaciones que nos permita una conexión permanente con la red mundial, la radio deberá optar por el “streamming” como una opción, una alternativa para quienes no las puedan sintonizar a través del sistema tradicional.

Definitivamente, en Colombia, los intereses financieros priman sobre la cultura, de ahí que estemos a cientos de años luz de un verdadero desarrollo que nos aparten de la permanente visión tercermundista que nos invade, pues ni siquiera permitimos la creación y sostenimiento de espacios culturales, pues estos se pierden para fortalecer los intereses económicos de unos pocos.

Alex The Kid